El Señor Está Cerca

Lunes
24
Junio

Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia… Os conceda Jehová que halléis descanso… Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron, y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo. Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo?

(Rut 1:8-11)

Partir el pan y presentar la Palabra

«¡Vuelvan!», pero ¿a dónde? ¿Volver al infierno? ¿Volver al lago de fuego y azufre? ¿Volver a Moab y sus dioses, y finalmente al infierno? Porque ese es el verdadero significado tras estas palabras. ¡Y este consejo provino de los labios de alguien que conocía al Dios vivo! Esfuércese por ganar todo lo que pueda en este mundo, pero al final del camino le espera la condenación eterna. Incluso el mundo desprecia a los cristianos que actúan de esta manera. Tengamos cuidado de no ceder ni un ápice a la verdad; si lo hacemos, lo perderemos todo y no ganaremos nada.

Las palabras de Noemí parecen amables y lógicas: “Jehová haga con vosotras misericordia” (v. 8); “Os conceda Jehová que halléis descanso” (v. 9). ¡Qué burla tan grande! ¡Darle la espalda a Dios y buscar descanso! ¿Qué podrían haberle contestado? «Lo teníamos todo, pero la muerte ha arrasado con todo ello. Nuestra copa estaba llena, pero se ha estrellado contra el suelo, y estamos vacías y desoladas en este mundo; queremos algo vivo y permanente».

¡Oh, tales almas forman parte de la buena tierra en la cual la semilla dará su fruto! ¡Son tan adecuadas para que Dios entre, las llene, las consuele y las satisfaga! También son sinceras al responder “Ciertamente nosotras iremos contigo” (v. 10). Parecen tan interesadas, tan comprometidas, como un corazón que está a punto de decidirse por Cristo. Pero Noemí les dice: “Volveos”. ¿Cómo pudo decirles esto? «Aléjense de Dios y vuelvan al mundo». ¡Al mundo que las había dejado con sus corazones vacíos!

Noemí es la viva imagen de aquellos creyentes perezosos, que no tienen expectativa alguna de que otros se salven; les basta con saber que ellos mismos ya son salvos. ¡Oh, no seamos así!

W. T. P. Wolston

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