El Señor Está Cerca

Sábado
15
Junio

No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros.

(Deuteronomio 3:22)

Dejar nuestras preocupaciones en manos del Señor

¿Tiene usted alguna dificultad? ¿Está agobiado por algo? ¿Prevé con aprensión nerviosa algún formidable peligro? ¿Tiembla su corazón de solo pensar en ese peligro? Puede ser que esté usted igual que el que ha llegado al último extremo, como le pasó al apóstol Pablo en Asia: “Aun perdimos la esperanza de conservar la vida” (2 Co. 1:8). Si es así, acepte una palabra de aliento. Es nuestro profundo y ferviente deseo animarle en el Señor y alentar su corazón a confiar en él para todo lo que se le presente. “No temas; cree solamente” (Lc. 8:50). Nunca frustra al corazón que confía en él; no, nunca. Haga usted uso de los recursos que él tiene atesorados para usted. Póngase usted mismo, sus circunstancias, sus temores, sus sobresaltos, en manos de él, y déjelos todos allí.

Sí; déjelos todos allí. Es en balde que usted pone sus dificultades, sus necesidades en manos de él, si un instante después vuelve a hacerse cargo de ellas. A menudo hacemos esto. Cuando en un apuro, en alguna necesidad, en cualquier prueba profunda nos dirigimos a Dios en oración y echamos nuestra carga sobre él nos sentimos aliviados. Pero, lamentablemente, apenas dejamos de estar de rodillas que empezamos de nuevo a pensar en nuestras dificultades, a considerar nuestras pruebas, a inquietarnos por las tristes circunstancias en que estamos, hasta que no sabemos qué hacer.

Ahora bien, esto no debe ocurrir. Es una grave deshonra a Dios y, por supuesto, nos deja sin alivio e infelices. Él quiere que nuestro ánimo esté tan libre de preocupaciones como la conciencia está libre de culpa. Su Palabra nos dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Fil. 4:6-7).

Así fue cómo Moisés, aquel amado siervo de Dios, procuró infundir ánimo a su colaborador y sucesor Josué en lo referente a lo que tenía por delante. “No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros”.

C. H. Mackintosh

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