Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora… tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras.
(Eclesiastés 3:1, 5)
Para este versículo podemos encontrar varias explicaciones, pero no me referiré a las costumbres judías o a los relatos históricos para explicarlo, sino que acudiré a otros pasajes de la Escritura que pueden ayudarnos a entender este pasaje. En Isaías 5 encontramos “el canto de mi amado acerca de su viña”. En este cántico leemos: “Mi bien amado tenía una viña en una fértil colina. La cavó por todas partes, quitó sus piedras, y la plantó de vides escogidas” (Is. 5:1-2 NBLA). Para preparar el campo para la siembra es necesario sacar y “lanzar piedras” (NBLA). Pero también hay tiempos en los que es necesario “juntar piedras”, quizás para construir una casa.
Es interesante considerar que Salomón vincula estas dos actividades (a saber, preparar un camino y edificar una casa) en uno de sus proverbios: “Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos, y después edificarás tu casa.” (Pr. 24:27). En la vida de un joven cristiano, primero habrá un tiempo para preparar su campo -para proveer a sus necesidades. Luego, si el Señor quiere, puede haber un tiempo para edificar su casa -casarse y formar una familia.
Querido joven cristiano, aproveche sus años de juventud para crecer espiritualmente y convertirse en un hombre de Dios o mujer de fe. Entonces, con la ayuda del Señor, será lo suficientemente maduro y capaz de llevar una vida familiar piadosa. Utilice el tiempo y la energía de su juventud para familiarizarse con la Palabra de Dios. De esta forma, el Señor le irá mostrando en su vida práctica que hay cosas (“piedras”) que tienen que ser desechadas, para que no sean un obstáculo en su crecimiento espiritual.
Michael Vogelsang