El Señor Está Cerca

Sábado
23
Marzo

Para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.

(Isaías 32:1-2)

Alivio en el desierto

Consideremos brevemente estas declaraciones tan maravillosas. Estas se pronunciaron en una época en la que los reyes, incluso en Israel, habían demostrado ser injustos, a pesar de haber sido establecidos por Dios como autoridades en la tierra. También los príncipes, quienes habían recibido honra y dignidad, habían fracasado en representar a Dios, quien los había investido con tal honor.

En realidad, solo hay un Rey digno de toda gloria y honra: el Señor Jesucristo. Solo él será capaz de reinar “para justicia”. Esto sucederá cuando Israel y las naciones se sometan a él al final de la “gran tribulación”. Entonces, se establecerá su reino de paz, el cual durará 1. 000 años. Además, habrá obrado poderosamente en aquellos a los que capacitará para gobernar con él como príncipes, y así ejercer su autoridad y juzgar con justicia.

Si bien todo esto sucederá, debemos decir que en este versículo el énfasis está en solo una Persona: “Será aquel varón como escondedero contra el viento”. Este Varón, Cristo Jesús, protegerá de todas las influencias malignas. De hecho, los creyentes pueden experimentar esto en la actualidad. También será un refugio contra la terrible tormenta del juicio de Dios que vendrá sobre el mundo entero durante la “gran tribulación”. Él es el Protector de su pueblo, y también es su Proveedor, como lo son los arroyos de agua en tierra de sequedad.

Finalmente, él será “como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”. ¡Qué alivio es ponerse al abrigo de la sombra de una gran roca mientras se viaja por el desierto! Leemos que Israel bebió agua de la roca, cuya figura se explica en 1 Corintios 10:4: “La roca era Cristo”. Él es firme, estable, confiable, y bajo su sombra hallamos el alivio que necesitamos ante el calor de las circunstancias que nos rodean. Israel lo aprenderá algún día. ¡Cuán bueno es que los creyentes podamos experimentarlo hoy!

L. M. Grant

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