El Señor Está Cerca

Viernes
26
Enero

Aclamen con júbilo al Señor, toda la tierra. Sirvan a Jehová con alegría… Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones.

(Salmo 100:1-2, 5 NBLA)

Cristo en su trono, motivo de júbilo

“Para siempre es su misericordia” es una nota dominante en los Salmos -su misericordia es para siempre y su fidelidad permanece. Dentro de poco tiempo, la tierra experimentará un momento maravilloso, pues llegará el día en que todos cantarán a una este salmo. Qué grandioso es que podamos leer las Escrituras y conocer qué es lo que vendrá, pero aún más maravilloso es que podamos recoger nuestra vista y regocijarnos en lo que poseemos en la actualidad. Por muy bendito que sea el día venidero para esta tierra, hay algo mucho más resplandeciente y bendito que nos pertenece a los cristianos. Los que hemos recibido al Señor Jesucristo lo conocemos ahora como nuestro Salvador, y podemos regocijarnos en nuestros corazones, y alegrarnos, y mirar hacia arriba, simplemente esperando ver a ese bendito Salvador cara a cara.

Piense en esto: Dios pronto le dará el lugar que le corresponde por derecho a su Salvador, aquel que en esta tierra no tuvo más que un pesebre prestado, la cruz de un malhechor y la tumba de otro hombre. ¿No causa gozo en su corazón este pensamiento? Confieso libremente que esto me causa gran gozo, y me encanta pensar que cuando él regrese en gloria, yo estaré allí. Seremos partícipes de su gloria y gozo, y nuestros corazones se alegrarán con perfección, porque será el día de la exaltación de nuestro bendito Salvador, el Señor Jesucristo.

Ahora bien, querido lector, quizá ha entendido lo que es el evangelio del reino, en tal caso, no dude ni por un momento en dejar que el evangelio de la gracia cumpla en usted su propósito: Salvarle. Obtenga esta salvación de Dios. Entonces podrá cantar adecuadamente al Señor ahora, mientras espera pacientemente el día en que, habiéndose levantado el “Sol de justicia”, el salmo 100 llenará la tierra con su maravillosa melodía, y las bóvedas del cielo retumbarán con sus notas de alegría.

W. T. P. Wolston

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