Retén la forma de las sanas palabras.
Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
Dio entonces David a Salomón su hijo el diseño… de todo lo que tenía ideado, por el Espíritu.
(1 Crónicas 28:11-12 VM)
Salomón recibió de manos de David, su padre, el modelo del templo que debía construir para el Señor. Podría haber dicho: «Soy mucho más sabio que mi padre, así que puedo diseñar algo mejor», o podría haber pensado que el diseño que Dios le dio a su padre era para su generación, pero que se necesitaba algo nuevo para la nueva generación. ¡Pues no! David lo había recibido de Dios (1 Cr. 28:19) bajo la inspiración del Espíritu Santo –“por el Espíritu”– para impartirlo a su hijo; Salomón y los reyes piadosos que le siguieron se preocuparon por seguir el orden que Dios había dado. Sin embargo, vemos que cuando el infiel rey Acaz gobernó sobre Judá, trató de alterar el patrón que el Señor le había dado a David. Por ejemplo, sustituyó el altar del holocausto por otro altar. Este solo hecho causó un desastre para él y su pueblo (2 R. 16:10-16; 2 Cr. 28:19).
¿Nos deja esto alguna lección para la actualidad? ¡Claro que sí! El orden en la Iglesia, la Asamblea de Dios, fue confiado de forma especial al apóstol Pablo. Por ejemplo, en la Primera Epístola a los Corintios encontramos el modelo según el cual debe funcionar la iglesia local. Pablo instó a Timoteo a que retuviera fielmente estas instrucciones y que las transmitiera a los hombres fieles de la siguiente generación, que podrían hacer lo mismo con la siguiente generación.
En los días de Pablo, algunos, como Acaz, ya se habían alejado o apartado de la verdad (2 Ti. 1:15; 2:17, 18). Así que no deberíamos sorprendernos que hoy en día haya quienes hagan lo mismo. Pero los que creemos que la Biblia es la verdadera Palabra inspirada de Dios, nos aferramos a esa Palabra, y al orden que nos da para el funcionamiento de la Iglesia, hasta la venida del Señor.
Kevin Quartell