El Señor Está Cerca

Miércoles
28
Junio

Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.

(Mateo 4:10)

Todo lo que hacemos

Los Evangelios están llenos de expresiones que nos muestran las admirables perfecciones del Señor Jesús en la reverencia y el servicio que ofrecía solo a Dios. Por ejemplo, en Marco 10:1 leemos: “[Jesús] les enseñaba como solía”. Esto no fue algo accidental causado por una circunstancia especial. Su costumbre era enseñar las cosas de Dios continuamente. Y, al igual que entonces, hay necesidad de este trabajo en la actualidad. El Señor empleó toda su energía en ello, sirviendo solo a Dios.

En Juan 4:34 también leemos palabras que nos revelan, por un lado, cómo es nuestro corazón natural y, por otro, las perfecciones del corazón del Señor: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. Nuestro Señor no solo gastó toda su energía en honrar a su Padre y servirlo solo a él, sino se complacía en hacerlo, renovando sus energías. ¡Era su comida!

¿Comprendo esto: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”?. Es bueno que me pregunte: «¿Para quién y cómo gasto mis energías?» ¿A quién rinden homenaje mi corazón y mis obras? El Señor Jesús debió decir de los escribas y fariseos: “Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí” (Mat. 15:8).

Cuando el Señor Jesús oró a su Padre por nosotros, dijo: “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Jn. 17:18). “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10). El autor de la Epístola a los Hebreos expresa este deseo: «Y el Dios de la paz… os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo” (He. 13:20-21). Aprendamos del Señor Jesús, de quien se dijo: “El celo de tu casa me consume” (Jn. 2:17), y “bien lo ha hecho todo” (Mr. 7:37).

Alexandre Leclerc

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