En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
En el jardín del Edén, el sutil método de Satanás consistió en cuestionar las intenciones de Dios. Su principal forma de atacar era poner en duda el amor y la bondad de Dios. Por eso dijo: “Sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Gn. 3:4, 5). Esta era una verdad a medias, ya que en efecto conocerían el bien y el mal, pero estaba mezclada con una mentira mortal: “Seréis como Dios”. También insinuaba, de forma astuta y perversa, que Dios les estaba reteniendo algo, dando a entender que Dios no tenía las mejores intenciones en su corazón, ¡y que realmente no los amaba!
Adán y Eva creyeron esta mentira y comieron del fruto prohibido, y el hombre se convirtió en pecador y puso a toda su raza bajo la sentencia de muerte (Ro. 5:12, 19). El hombre se convirtió en enemigo de Dios a causa sus “malas obras” (Col. 1:21). Debemos prestar profunda atención a esto, pues una lectura superficial de las Escrituras ha llevado al error a muchos en este punto. Es el hombre el que se ha alejado de Dios, no Dios el que se ha alejado de nosotros. Así como Adán y Eva se cubrieron con hojas de higuera y se escondieron entre los árboles del huerto, el hombre, a causa de su conciencia culpable, evita la presencia de Dios. Y para ello, ¡utilizará incluso su religión!
Del mismo modo, la Biblia nunca dice que Dios se ha reconciliado con nosotros, sino que nosotros nos hemos reconciliado con él (Col. 1:22; 2 Co. 5:19). Nosotros éramos la parte enemistada. La cruz es la expresión del amor de Dios. Restablece nuestra confianza en el amor de Dios, la cual había sido destruida por la mentira de la serpiente. La gente suele preguntarse: «Si Dios es amor, ¿por qué hay tanto sufrimiento?». No escuchemos las mentiras de Satanás. ¿Dónde vemos el amor de Dios? Este amor se manifestó por nosotros en la cruz. No lo olvidemos nunca.
Brian Reynolds
