El Señor Está Cerca

Jueves
15
Junio

Los levitas cantores… y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas, cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una… la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová. Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.

(2 Crónicas 5:12-14)

La inauguración del templo de Salomón

Esta interesante escena tuvo lugar durante la dedicación del templo de Salomón. Los acontecimientos relatados aquí son interesantes, y también muy instructivos para quienes formamos parte de la casa Casa de Dios en la presente dispensación.

La gloria de Dios descendió y llenó el templo en su inauguración, tanto que los sacerdotes no pudieron quedarse allí para ministrar. Hay otra característica especial que vale la pena destacar: hubo 120 sacerdotes que tocaban trompetas. Entonces, no deja de ser significativo que, 1.000 años después de este acontecimiento, 120 creyentes estuvieran en un aposento alto en Jerusalén cuando el Espíritu Santo descendió como un “un viento recio que soplaba” (Hch. 1:15; 2:1-2). La sorprendente similitud de estas cifras nos dice algo. Cuando el Espíritu Santo descendió en Pentecostés, su presencia formó a los creyentes en algo que no había existido antes. Ahora estaban unidos como una nueva morada para Dios, “juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Ef. 2:22).

Por lo tanto, los detalles de la dedicación del templo de Salomón resaltan, figurativamente, el deseo y el propósito de Dios de morar con el hombre. Esto no se contradice con el hecho de que Dios no habita en templos hechos por manos humanas (Hch. 17:24). Ahora él habita en los creyentes, tanto individual como colectivamente (1 Co. 6:19; 3:16-17). ¿Lo percibimos a diariamente? ¿Somos conscientes del alto y santo privilegio que se nos ha concedido? Al comprender esta verdad, debemos caminar de una forma consistente con ella.

Brian Reynolds

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