El Señor Está Cerca

Miércoles
3
Mayo

No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

(Mateo 4:4)

Alimento para la vida

¿Cuál es el principal alimento con el que alimentamos a nuestro “hombre interior”? ¿Podemos decir como Jeremías: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón” (Jer. 15:16)? ¿Puedo decir que la palabra mora en abundancia en mí (Col. 3:16)?

Ciertamente, cuando el Señor dijo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, esta no fue solo una buena respuesta, sino una respuesta que él mismo practicaba. Jesús, el Hombre perfecto, había estado ayunando durante 40 días y 40 noches, y si bien tenía el poder para convertir las piedras en pan, él esperó en la palabra de Dios según su perfecta voluntad.

¿Qué lección sacamos de esto? Debemos estar ocupados con la Palabra de Dios, no solo llenarnos de ella, sino vivir conforme a ella; esperar en ella, guardarla, obedecerla y caminar a la luz de ella. No debe ser solo una guía y un mapa que miramos cuando dudamos, o cuando parece que nos hemos perdido. Si la hemos abandonado durante años, si no hemos aprendido a conocer y amar la voluntad de Dios, deseando someternos a ella, entonces no tiene sentido acudir repentinamente a la Palabra de Dios para buscar su voluntad acerca de algún asunto importante. La Palabra debe ser una “lámpara” constante a nuestros pies, y una “luz” a nuestro camino (Sal. 119:105), para guiarnos en cada paso que damos, y para que realmente podamos vivir de ella, como lo hizo nuestro Señor “en los días de su carne”. Este es el alimento que necesitamos para vivir, no solo para crecer intelectualmente, sino para actuar en conformidad: “Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y se guían por ella” (Lc. 11:28 VM2020). Busquemos al Señor para aprender a vivir solamente por la Palabra de Dios. Debemos guiarnos en todo por ella, y de ninguna manera debemos tratar de justificar nuestras acciones por ella a posteriori. Oremos por esta bendición, pues en ella reside el verdadero poder: vivir “de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Alexandre Leclerc

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