El Señor Está Cerca

Viernes
31
Marzo

Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?

(Jueces 9:8-9)

Las cualidades de un verdadero líder

Estos versículos dan inicio a una parábola sorprendente que trata del tema del liderazgo. Pronunciada por Jotam, un hijo de Gedeón que sufrió mucho a manos de líderes infieles. Esta parábola sigue siendo una prueba para detectar falsos liderazgos.

La parábola es sencilla. Los árboles querían un rey, así que primero le preguntaron al olivo, luego a la higuera, y luego a la vid. El olivo respondió: “¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?” La higuera dijo: “¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto?” Y la vid replicó: “¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres?”.

¿Por qué todos se niegan a reinar? Porque estarían cambiando el lugar que Dios les asignó, donde eran fructíferos y bendecidos, por un mero espectáculo, una agitación, incluso una dominación sobre los árboles. Esta negativa nos muestra lo que caracteriza a un verdadero líder: no es alguien a quien le gusta presumir o dar espectáculo, ni un dictador que lleva a la gente como a él le place, sino que es alguien que da ejemplo. Consideremos las palabras de nuestro bendito Señor: “¿Cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve?… Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lc. 22:27). Pero los árboles seguían queriendo que alguien los gobernara, así que se acercaron a la zarza, que aceptó de buena gana. ¿Qué calificaciones tiene para liderar? ¿Quizás la presencia de espinas para herir a todo el que se le acerque demasiado? Prometió cobijar a la gente bajo su sombra, pero ¿qué sombra puede dar una zarza? Amenazó con devorar con fuego a los que se rechazaran su liderazgo, ¡incluso amenazó a los cedros del Líbano (v. 15)! ¿Cuántos “cedros” han sido dañados y quemados por tales líderes, que solo eran zarzas? Pidamos al Señor que nos dé verdaderos siervos líderes, y oremos para que se dejen conducir por él.

Grant W. Steidl

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