El Señor Está Cerca

Sábado
18
Febrero

Él tomó su vida en su mano… y Jehová dio gran salvación a todo Israel… ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?

(1 Samuel 19:5)

David y Jonatán (2)

El odio de Saúl hacia David no hizo más que aumentar al ver cómo Dios lo ayudaba constantemente y cómo se manejaba sabiamente en todas las situaciones. En su maldad y alejamiento de Dios, Saúl llamó entonces a todos sus siervos para que mataran a David.

Puesto en una situación así, Jonatán demuestra que su amor por David no era algo efímero. Ignorando las órdenes de su padre, le cuenta a David el plan de Saúl de darle muerte y le promete hablar con él. He aquí un joven, un creyente, que se arriesga de verdad y pone su situación en manos de Dios. Ya había comprendido, como los apóstoles más tarde, que “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch. 5:29).

Así que Jonatán se enfrenta al odio de Saúl diciéndole algunas verdades básicas y ampliamente conocidas sobre David, verdades que su padre no pudo refutar. Todo lo que David hizo por el rey y por Israel fue “bueno” o “muy bueno” (cf. Gn. 1:31). Su obra fue una salvación muy grande (cf. He. 2:3) para todo Israel. Ningún hecho queda fuera. Además, Jonatán declara que cualquier ataque perpetrado contra David sería un pecado “contra la sangre inocente” (cf Mt. 27:4), “sin causa” (cf. Jn. 15:25). Tales palabras señalan a nuestro Señor Jesús, quien es también el Señor de David. Tan elocuente y clara fue la exposición de Jonatán acerca de las virtudes de David, y tan persuasivas fueron estas verdades, que la ira de Saúl se apacigua por un tiempo.

No se espera que ningún joven creyente haga una disertación completa sobre Cristo y las verdades cristianas, pero, como el ciego que fue sanado, puede declarar lo que no se puede refutar: “Habiendo yo sido ciego, ahora veo” (Jn. 9:25). Joven creyente, Dios no te llama a hacer algo grandioso. Sé fiel a nuestro Señor Jesús y a lo que él ha hecho por ti.

Hadley Hall

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