El Señor Está Cerca

Martes
31
Enero

Toda la asamblea reunida era de 42.360, sin contar sus siervos y siervas, que eran 7.337; y tenían 200 cantores y cantoras. Sus caballos eran 736; sus mulos, 245; sus camellos, 435; sus asnos, 6.720.

(Esdras 2:64-67 NBLA)

Después de la cautividad en Babilonia (4) Números pequeños

La mayor parte de Esdras 2 es un registro de las familias y clanes que regresaron a Jerusalén de la cautividad en Babilonia. Esta lista incluye grupos grandes y pequeños, que van desde 3.360 personas de entre los hijos de Senaa (v. 35) hasta 42 personas de los hijos de Azmavet (v. 24). Cada uno de ellos era precioso para Dios, y sus nombres están registrados aquí y en Nehemías 7. Todo está anotado: sus familias, sus ciudades de origen y a las que regresaban, sus oficios y otros detalles. Todos son mencionados: Sacerdotes, levitas, cantores, porteros, netineos (recogedores de leña y sacadores de agua) y los hijos de los siervos de Salomón. ¡Cada servicio que podemos prestar a nuestro amado Señor es registrado y apreciado, y será recompensado a su debido tiempo!

¡Qué pequeña era esta compañía de 49.897 personas en comparación con los 603.550 hombres capaces de ir a la guerra, además de los levitas, que habían salido de Egipto cientos de años antes! Ahora ninguno es llamado «hombre de guerra». Ellos viajaron con la autorización y el decreto del rey de Persia. La mayoría tuvo que caminar, pues no había animales suficientes ni para el 20% de la compañía! Sin embargo, ¡eran el pueblo del Señor y se dirigían a reconstruir su templo en Jerusalén!

Hoy en día es similar: Muchos profesan ser cristianos, pero en realidad son muy pocos los que quieren adorar y vivir conforme a la voluntad de Dios. No se cuentan por millones, ni se caracterizan por sus imponentes catedrales, grandes obras culturales y otras características que buscan impresionar al mundo. Ellos se someten pacíficamente a las autoridades que Dios ha establecido en lugar de tratar de dominar el mundo. Su objetivo y sus esfuerzos se centran en complacer a su Señor.

Eugene P. Vedder, Jr.

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