El Señor Está Cerca

Jueves
5
Enero

Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul.

(Números 15:37-38)

El cordón de azul – Distintivo de un ciudadano celestial

A los hijos de Israel se les había dicho que pusieran un cordón de azul en el borde de sus vestidos, para que así se acordaran de los mandamientos de Jehová, y no buscaran los pensamientos de sus propios corazones, ni los deseos de sus ojos (vv. 39-40). ¡Qué recordatorio permanente debió haber sido este cordón de azul! ¡Los acompañaba a donde quiera que iban, y continuamente estaba delante de sus ojos! ¿No podemos extraer de esto una lección saludable?

La verdad es que no se nos pide que llevemos un cordón de azul de forma literal, pero bien podemos recordar constantemente a quién pertenecemos y a quién servimos, para que así podamos mantener nuestro verdadero carácter y no permitirnos nunca asociaciones erróneas.

Actualmente hay una necesidad urgente de este “cordón”, ya que estamos experimentando una época de gran descuido espiritual, mundanalidad y acomodamiento individual al espíritu de este mundo. Se nos dice por doquier que los tiempos han cambiado, que la Biblia y los cristianos deben adaptarse a estos cambios. Necesitamos más que nunca que la Palabra de Dios sea la que nos gobierne. El azul representa lo que es celestial. De manera que este cordón de azul tipifica la verdad del andar celestial del cristiano.

Los cristianos pertenecen al cielo, y es necesario que exhiban un andar celestial. Debemos recordar que no somos de este mundo, así como Cristo no era del mundo. El Señor Jesús mencionó esto dos veces en su oración al Padre en Juan 17. Si lleváramos con nosotros lo que implica este cordón de azul –a saber, nuestro llamamiento y carácter celestial– entonces prestaríamos más atención a los lugares que frecuentamos y las asociaciones en las que entramos. Es el hecho de tener esta disposición de espíritu lo que nos conduce a la santidad práctica.

A. J. Pollock

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