Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera… Mas Sansón durmió hasta la medianoche… y tomando las puertas de la ciudad… se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.
(Jueces 16:1, 3)
A pesar de su miserable estado espiritual, Sansón pudo levantarse durante la noche y sacar las puertas de Gaza, las cuales, de haber sido otro el caso, lo habrían mantenido cautivo. Sin duda que Sansón pensó que había logrado una gran hazaña, pues se había librado del poder que procuraba cautivarlo. Sin embargo, realmente no se libró de él. Después de todo, estaba huyendo de los filisteos. Aun cuando llevaba sus puertas sobre sus hombros, él estaba huyendo de ellos, no los estaba enfrentando. La verdad es que no tenía el poder suficiente como para enfrentarlos. ¿Cómo podría haberlo tenido cuando su propia conciencia no estaba en orden con Dios?
Leemos que él llevó las puertas a la cumbre de un monte que está delante de Hebrón. Uno pensaría que se estaba dirigiendo a Hebrón, pero Hebrón estaba a kilómetros de distancia de aquel lugar. Gaza estaba junto a la costa, mientras que Hebrón estaba mucho más lejos, en la región montañosa de Judá. Hebrón significa comunión, y para recuperar la comunión con Dios, se necesita mucho más que librarse temporalmente de las garras del mal.
Supongamos que un creyente se enreda en algo que es contrario a Dios, pero aún tiene poder para deshacerse de aquello, y «va hacia Hebrón», hacia la comunión, pero no llega a Hebrón, sino que solo lleva las puertas a la cumbre del monte que está frente a aquel lugar, pero no va más allá. Esta victoria parcial se transforma en una trampa, pues si se hubiese dado cuenta de su completa debilidad, entonces se habría humillado verdaderamente delante de Dios. Su alma fue restaurada parcialmente, no alcanzó a llegar a la plena comunión con Dios, se quedó a medio camino. Se detuvo antes de la meta, y puedes estar seguro, querido lector, que la siguiente vez que caiga en la trampa, será peor para él, pues Dios no nos permitirá burlar la conciencia o burlarnos de su Palabra.
Samuel Ridout