El Señor Está Cerca

Jueves
15
Diciembre

Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.

(Mateo 14:25)

En la tormenta

«¿Cómo puede esto ser posible?» es una pregunta natural que surge en la mente humana cuando contempla las obras y caminos de Dios. Sin embargo, la incredulidad es la que formula esta pregunta, no la fe. Nada asombra al corazón que confía en Dios y cree a su Palabra.

El Salvador había subido al monte a orar, y había ordenado a sus discípulos que cruzaran a la otra ribera del mar de Genesaret. Esta es una figura de su ascensión al cielo para cumplir su ministerio actual de intercesión, mientras sus discípulos enfrentamos las olas de este tormentoso mundo durante su ausencia. Como seguidores de un Señor rechazado y crucificado, y que hemos hallado vida y testimonio aquí, podemos decir que este viaje es duro y difícil, pues Satanás ha levantado más de una tormenta a nuestro alrededor, buscando destruir todo testimonio del Nombre que tanto odia.

«Más a la cuarta vigilia de la noche», el Señor vino a sus discípulos, «andando sobre el mar». Ellos pensaron que era un fantasma, por lo que gritaron de miedo, pero pronto se calmaron al oír Sus palabras: «¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!» (v. 27). Él nunca ha fallado en acercarse a los suyos en los momentos de aflicción y necesidad.

Mateo, Marcos y Juan nos dicen que el Señor caminó sobre las aguas; pero Mateo añade algo más. Pedro, cuando supo que era el Señor, le rogó que lo dejara ir a Él. Cuando se le dio permiso, él bajó al mar para ir a Jesús. Cuando Pedro vio el viento y las olas, vaciló, pero un clamor de sus labios y la mano de su Maestro volvieron a asegurar sus pies.

La barca es figura del sistema antiguo de cosas en el que nuestro Señor dejó a sus discípulos cuando fue glorificado. El Libro de los Hechos nos muestra con qué tenacidad los primeros creyentes se aferraban al viejo orden de cosas, y cuánto les costó aprender que el cristianismo es, esencialmente, un sistema celestial y espiritual. «Por fe andamos, no por vista» (2 Cor. 5:7).

W. W. Fereday

arrow_upward Arriba