El Señor Está Cerca

Lunes
5
Diciembre

Todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro.

(1 Juan 3:3)

La esperanza bienaventurada

Hay personas que argumentan lo siguiente con respecto a la venida del Señor: ya que se nos presenta como una «esperanza», entonces el arrebatamiento es algo incierto. Si bien la palabra «esperanza» puede utilizarse tanto para algo cierto como algo incierto, en la Escritura esta es utilizada frecuentemente para referirse a lo que es futuro, y no para transmitir incertidumbre. «La esperanza no avergüenza», y esperamos con paciencia lo que no vemos (Rom. 5:5; 8:25). Cuando creemos en Cristo, inmediatamente recibimos muchas bendiciones. Sin embargo, no recibimos todo lo que eventualmente poseeremos. Dios nos predestinó para que fuésemos «hechos conformes a la imagen de su Hijo», por lo tanto, «en esperanza fuimos salvos» (Rom. 8:29, 24); es decir, salvos con algo adicional que vendrá a su debido momento.

Ahora bien, para ser capaz de producir santidad en nuestra vida, la esperanza no tiene por qué convertirse en una amenaza. Algunos parecen imaginar que necesitamos insistir en ser celosos y vigilantes por la amenaza de no ser dejados atrás en el arrebatamiento, a menos que alcancemos cierto «grado» de espiritualidad. Pero la Escritura no dice: «El que recuerda esta amenaza se purifica a sí mismo», en lugar de eso leemos: «Todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro» (1 Juan 3:3). En este versículo, la esperanza dice relación con el hecho de que seremos como Cristo en su venida.

Entonces, siendo salvos por gracia, continuamos «aguardando la esperanza bienaventurada» –una esperanza que es inefablemente preciosa y que no tiene nada que ver con la duda (Tito 2:13).

Obviamente, nada de lo que hemos dicho se aplica a aquellos que, por su forma de vivir, manifiestan claramente que no son verdaderos creyentes. Ellos pueden profesar serlo, y convencerse de que no necesitan nada más que eso. Pero lo que hemos escrito acerca de la esperanza se aplica a aquellos que realmente creen y pertenecen a Cristo.

H. P. Barker

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