El Señor Está Cerca

Día del Señor
4
Septiembre

Le veremos tal como Él es.

(1 Juan 3:2)

Estar con Jesús y verle tal como Él es

Estaba haciendo mi mejor esfuerzo para consolar a una pequeña niña cuya madre había partido para estar con el Señor Jesús. «La volverás a ver», le dije, «más brillante y bella de lo que alguna vez fue aquí en la tierra». Desde su pequeño y lacerado corazón vino la respuesta: «Pero quiero verla tal como era». Ese fue el clamor del amor, ya que había conocido a su madre tal como deseaba que fuera. Nada más podía satisfacer su amor.

Y este es el deseo de nuestros corazones en relación con nuestro Señor. Cuando lo veamos no queremos ver a un extraño (y no lo veremos así); queremos ver a Aquel que conocemos bien, aquel que se ha ganado el afecto de nuestros corazones (y lo veremos así). Lo veremos tal como Él es, tal como hemos llegado a conocerlo, tan lleno de ternura, paciencia y amor. Lo veremos como Aquel que se ha acercado a nosotros en nuestros días de dolor y oscuridad, y que nos sostuvo cuando temíamos ser sobrepasados por las circuns­tancias; lo veremos como Aquel que ha restaurado nuestras almas cuando nuestros volubles corazones nos llevaron por caminos de miseria y pecado. Lo veremos como aquel que jamás nos abandonó en nuestro peregrinaje terrenal. Lo veremos tal como Él es ahora: nuestro Señor, nuestro todo.

Lo veremos como es en el favor del Padre y todo glorioso en aquel amor, y nuestros corazones rebosarán de alegría. Este es uno de los mayores gozos que Sus hermanos tendrán alguna vez. Debemos estar con Él justamente para este propósito. Por esto Él oró: «Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado» (Juan 17:24). El mundo no lo verá de esta manera; los incrédulos lo verán en su pavorosa majestad como el Juez de los vivos y los muertos, y se lamentarán, llenos de temor de Él. Pero los suyos, a quienes ama y amará hasta el fin, quedarán cautivados al contemplarlo tal como Él es, en toda la belleza de su gracia y amor.

J. T. Mawson

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