El Señor Está Cerca

Día del Señor
31
Julio

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.

(Juan 19:28)

Las siete expresiones de Cristo en la cruz (5)

Cuando el Señor Jesús fue desamparado por su Dios, sufriendo el horroroso castigo contra el pecado, sintió en su alma y en su espíritu una sed que nos es imposible imaginar. La intensidad de los sufrimientos lo hicieron experimentar una terrible sed física. En estas circunstancias tan extremas y difíciles, aún quedaba otra profecía por cumplirse. Cuando Él dijo: «Tengo sed», cumplió lo que la Escritura había predicho. Esta fue la quinta expresión de Cristo en la cruz.

Hasta ese momento, solo se había preocupado por los demás –por su pueblo, el malhechor arrepentido, y por su madre. Se había preocupado de Dios y sus intereses, y ahora se preocupó de sí mismo. Unas horas antes, cuando fue clavado a la cruz, le habían ofrecido algo para beber con el fin de disminuir sus sufrimientos físicos. Sin embargo, ya que debía ser la perfecta ofrenda por el pecado, el Señor Jesús había rechazado la oferta debido a que estaba mezclado con un elemento estupefaciente. Como la perfecta ofrenda vegetal, complaciendo el corazón de Dios, Él dependió totalmente de Dios, incluso en medio de aquellos sufrimientos insondables. Además, Él debía ser la ofrenda de paz, proveyendo el fundamento para la paz entre Dios y el hombre redimido, para que pudiésemos tener comunión con un Dios santo y justo. Como el holocausto, Cristo debía ofrecerse a sí mismo, voluntariamente, para hacer subir olor grato a Dios, para que así Dios hallara plena satisfacción y descanso en Él y en su obra consumada.

Ilustrando perfectamente estas figuras, Cristo mantuvo el pleno control de sus sentidos, y es por eso que había rechazado la bebida que le habían ofrecido inicialmente. Pero ahora, seis horas después, luego de haber recibido el vinagre, sus labios se humedecieron, y pudo decir fuerte y claro: «Consumado es». Humanamente hablando, esta pudo haber sido otra razón para su quinta expresión en la cruz. «Tengo sed».

Alfred E. Bouter

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