El Señor Está Cerca

Viernes
29
Julio

Decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto.

(Números 14:4)

Consecuencias de la incredulidad

En el capítulo 14 de Números es muy importante observar que Israel fue puesto a prueba por la Tierra Prometida; en verdad, no hay otra prueba como esta. Este principio es cierto en cuanto a todos los tratos de Dios con los suyos, sin importar la época ni la dispensación. Tan pronto como Él revela su propósito con respecto a nosotros, entonces todas las dificultades que se extienden en nuestro camino se hacen plenamente visibles. Es por eso que, actualmente, aquellos que comprenden el gran pensamiento de Dios acerca de su Hijo amado, tienen dificultades y reciben oposición de parte del resto de personas, es decir, de quienes no lo comprenden.

Si tienen alguna duda acerca de la aplicación de este principio, solo deben estudiar la historia del testimonio de Dios en la tierra, así podrán comprobar esta verdad. Procura poner en práctica la verdad y te encontrarás inmediatamente con todo tipo de oposición de parte de los hombres, y el odio más encarnizado de Satanás.

Ahora, observemos las consecuencias de fracasar ante esta prueba. Primero están las lágrimas; luego la murmuración, y entonces las quejas contra Dios, y finalmente: «Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto». Consideremos cómo su caída se manifiesta de forma progresiva. Se habían olvidado del Dios vivo y de su interés por ellos como su pueblo; prefirieron la estimación que sus necios corazones se habían formado acerca de la tierra que Dios les había dado, tomando como fundamento las dificultades que habría entre ellos y quienes la habitaban. Y finalmente, para colmo, estaban dispuestos a poner su confianza en un líder elegido por ellos mismos.

Toda decadencia posee este carácter gradual y progresivo, lo cual es muy solemne, y nos interpela de forma especial, debido a la falsa noción de que nuestras caídas son súbitas o repentinas. ¡No es así! Como todo, estas tienen sus inicios, de ahí el carácter solemne de estas palabras: «Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida» (Prov. 4:23 NTV).

W. T. Turpin

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