Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
La epístola a los filipenses es la epístola de la experiencia cristiana, pues en ella se nos presenta, de forma conmovedora, la experiencia de un creyente que vive la vida cristiana en el poder del Espíritu Santo. Aunque fue escrita por el apóstol Pablo, él no se dirige a los filipenses como apóstol, sino como siervo de Jesucristo. Tampoco habla de los dones o la autoridad que le pertenecía como apóstol, sino que habla de las experiencias que vive todo cristiano común.
Las benditas experiencias que se nos presentan en Filipenses son totalmente independientes de las circunstancias, sean alegres o tristes. Cuando Pablo escribió esta epístola, él atravesaba circunstancias tristes que rompían su corazón. Estaba en la cárcel; entre los creyentes había envidia, peleas y contención; todos buscaban lo suyo propio; y fuera del círculo de cristianos había adversarios y malos obreros. Sin embargo, en medio de estas circunstancias angustiantes, el apóstol experimentó las bendiciones más preciosas de la vida cristiana. Al leer Filipenses, nos damos cuenta que Pablo poseía un gozo profundo y continuo en el Señor, una confianza inconmovible en Él, una paz que sobrepasaba a todo entendimiento, un amor desbordante hacia todos los creyentes, y una esperanza que anhelaba la venida de Cristo. Su fe confiaba en el Señor independientemente de las condiciones externas.
Entonces, ¿cuál es el secreto para estas bellas experiencias en medio de circunstancias tan angustiantes? En una sola palabra, la respuesta es: Cristo. El alma de Pablo estaba completamente ocupada de su Señor. Cristo era su vida, su modelo, su motivación, su esperanza y su fuerza; Pablo experimentó todas las bellas experiencias de la vida cristiana en el poder del Espíritu Santo. Teniendo en consideración que Cristo permanece y que sigue siendo el mismo, sigue siendo posible, a pesar de las crecientes tinieblas de estos últimos días, que el más simple de los creyentes pueda disfrutar la misma experiencia de Pablo. «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Fil. 4:13).
Hamilton Smith