En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Génesis es el semillero de la Biblia, porque presenta, en forma de semilla, toda verdad y tema que subsecuentemente es revelado a través de la Escritura. Comienza con un hombre (Adán) puesto en inocencia en el Paraíso y acceso al árbol de la vida, y termina con un hombre (José) sepultado en una tumba en Egipto. Obviamente, la creación original tiene una gran importancia. En ella vemos revelada la gloria de Dios y su eterno poder y deidad, cosas que pueden ser percibidas por el hombre en la tierra (Sal. 19:1; Rom. 1:20)
En Génesis vemos que desde que el pecado entró en el mundo al principio, Dios reveló su remedio y propósitos en la promesa de la Simiente de la mujer, la cual destruiría el poder de la serpiente, aunque sufriría al hacerlo. Luego de haber pecado, Adán y Eva se hicieron vestidos con hojas de higuera para cubrirse, pero Dios las reemplazó con vestimentas de pieles de animales, lo cual es una figura divina de lo que Él haría al proveer una vestimenta para el hombre culpable, la cual involucraría la muerte de un sustituto. Mientras que las hojas de higuera representan la incapacidad del hombre para proveerse de una vestimenta espiritual adecuada para su pecado.
Pero hay otro principio esencial que se nos presenta desde el principio, el cual vemos desplegado a través de toda la Biblia. Este tema se nos retrata en la historia de Caín y Abel. La historia de estos dos hermanos nos enseña que hay básicamente solo dos religiones en el mundo: una según el pensamiento del hombre y otra según el pensamiento de Dios. Una es la religión de obras: la ofrenda de Caín, sacada de su propio esfuerzo, fueron frutos de una tierra maldita. La otra: el sacrificio de Abel, sacada de los primogénitos de sus ovejas y su grosura, es la religión de la gracia soberana de Dios, la cual nos provee un sustituto y se recibe sobre el principio de la fe. Por lo tanto, desde las primeras páginas de la Biblia vemos revelado lo que se ha repetido una y otra vez en la historia del ser humano: Los hombres haciendo esfuerzos vanos para ser justificados por sus obras, en contraste con los que reciben, por la fe, la salvación que Dios da gratuitamente.
Brian Reynolds