Sea grata] … la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
Dios juzgará… los secretos de los hombres.
Que nadie crea que el Señor no conoce sus pensamientos. Él posee una ventana que da directamente al rincón más oculto de nuestra alma, una ventana sin persianas ni cortinas. Somos como una colmena de cristal delante de Él, todo está delante de Sus ojos. La Biblia dice: «El Seol y el Abadón están delante de Jehová; ¡Cuánto más los corazones de los hombres!» (Prov. 15:11).
Pero algunos dirán que no pueden evitar los malos pensamientos. Puede ser, pero el asunto es el siguiente: ¿los odiamos? No podemos evitar que los ladrones miren por nuestras ventanas, pero si les abrimos nuestras puertas, y los recibimos con alegría, ¡somos tan necios como ellos! No podemos evitar que las aves vuelen por encima de nuestras cabezas, pero podemos evitar que aniden en nuestro cabello. Es terrible pensar que una vil imaginación, luego de recibir nuestro consentimiento, recibe las llaves de nuestras mentes, teniendo libertad para entrar fácilmente una y otra vez, independientemente si queremos o no, y que puede volver y traer otros siete espíritus peores que él (Mat. 12:45); y lo que sigue, nadie lo sabe. Nutre el pecado en el regazo del pensamiento y se convertirá en un gigante.
Una forma segura de evitar que haya paja en el almud es llenarlo de trigo; y para no dejar entrar pensamientos vanos, lo más sabio y prudente es tener nuestra mente llena de temas escogidos para meditar; es fácil encontrarlos y nunca deberíamos permitir que se agoten. Que seamos capaces de decir como David: «En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma» (Sal. 94:19). Y « los pensamientos vanos aborrezco; mas amo tu ley» (Sal. 119:113 RVA).
C. H. Spurgeon