El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos.
La tendencia natural del hombre pecador es no tener libertad con Dios, pero si tener libertad con Satanás. Tiene miedo de Dios, pero no del diablo. Es cierto que no le gustaría estar con Satanás en el infierno –algunos tiemblan ante la sola idea de esto–, pero no le da miedo caminar con él diariamente. El hombre natural está en libertad con Satanás, caminando a sus expensas con él en la tierra, pero caminar con Dios le parece un perfecto terror. Ahora bien, te pregunto, ¿te hallas en libertad con Dios? Yo sé que, cuando sea el momento, te gustaría estar en el cielo con Dios, pero la pregunta es: ¿deseas esa cercanía ahora mismo?
¿Te sientes cómodo con Dios? ¿Te gustaría que Él te tome tal como eres? Si te toma tal como eres, ¿estarías en confianza con Dios? Si Dios te toma tal como eres en este mismo instante, justo donde estás, ¿no tendrías miedo de algo? ¿Qué te parece tan terrible al pensar acerca de Dios, tan terrible que le tienes miedo y no te gustaría confiar Él en tu condición actual? Mientras que confiar en Satanás no te da miedo.
Satanás es el «dios de este siglo» (2 Cor. 4:4), es decir, el dios de este mundo; en tal lugar los hombres no tienen miedo. ¿No es extraño? En el mundo de Satanás los hombres están cómodos, pero con Dios no lo están. Ellos se dirigen prontamente a lugares de tentación donde Cristo ciertamente no está; y se sienten incómodos donde Dios recibe honra. Ellos buscan sus placeres donde Cristo no pudo hallar los suyos; y no le temen a Satanás, aunque saben que está allí. Ellos le temen a donde está la luz: pero no le temen a las tinieblas. La oscuridad es su terreno; la luz su temor. ¡Qué terrible es esto! «Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él» (1 Juan 1:5). Satanás es el príncipe de «los gobernadores de las tinieblas de este siglo (mundo)» (Efe. 6:12)
J. N. Darby
