El Señor Está Cerca

Lunes
16
Mayo

Puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

(Hebreos 7:25)

Un sacerdote que vive para siempre

Aarón y sus descendientes desempeñaron su oficio uno tras otro, y luego murieron. El Señor Jesús vive para siempre. En consecuencia, su sacerdocio es inalterable. Jamás tuvo, ni tendrá, que transmitirse a alguien más. El gran resultado de esto lo vemos en el texto de hoy. Los que se sirven de sus servicios sacerdotales, acercándose a Dios por medio de Él, son salvos «perpetuamente», pues Él vive siempre para interceder por ellos. La salvación mencionada aquí es la salvación diaria y temporal de cualquier fuerza adversa, la cual todo creyente necesita en su camino a la gloria (no se trata de la salvación eterna que el Señor consumó en la cruz una vez y para siempre).

Este versículo frecuentemente se cita para mostrar que el Señor puede salvar al peor de los pecadores. Gracias a Dios, esto es totalmente cierto, y el verso que expresa esta verdad es 1 Timoteo 1:15. Pero si ese hubiese sido el punto aquí, el versículo finalizaría diciendo: «ya que Él murió y resucitó por ellos». Pero no es el caso, pues dice: «viviendo siempre». Por lo tanto, la salvación aquí mencionada fluye de su vida de inquebrantable intercesión sacerdotal.

Supongamos que un judío, en aquellos días, se acercaba al sumo sacerdote en busca de compasión y ayuda, la cual él estaba pronto en manifestarle. Por lo que, este hombre, vio que el sumo sacerdote era una persona muy amable y útil para cubrir sus necesidades. Sin embargo, poco tiempo después, justo cuando llega el momento crítico de su situación, ¡recibe la noticia de que el sumo sacerdote murió ese mismo día! Podemos imaginarnos su preocupación. Otra persona, que no sabe nada acerca de su caso y su situación, y posiblemente con una disposición totalmente diferente, se convierte en sumo sacerdote. Para él no había una salvación perpetua en el sumo sacerdote anterior, y si ahora desea obtener algún tipo de salvación a sus dificultades, debe comenzar completamente de cero con el nuevo sumo sacerdote. Gracias a Dios, nada de esto nos sucederá jamás, porque nuestro sumo sacerdote vive por los siglos de los siglos.

F. B. Hole

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