Les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
En esta oración sin igual, el Señor Jesús expresó su deseo particular para sus discípulos, así como para los que habían de creer en Él por la palabra de ellos. Lo hizo utilizando la expresión «para que sean (o estén)». En el griego, estas palabras son una sola, la cual aparece siete veces en el evangelio de Juan, ¡y todas en esta oración! «Para que sean uno»; «para que… sean santificados»; «para que sean perfectos en unidad»; y «para que estén donde yo estoy». Los deseos del corazón de Cristo nos desafían a estar siempre disponibles para Él.
1.- «Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros» (v. 11) – unidad en esencia.
2.- «por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad» (v. 19). En el cielo, Cristo está totalmente dedicado al cuidado de su pueblo; para que estén totalmente apartados (santificados) por la verdad, y no por métodos humanos –unidad en santidad.
3.- Cristo prosigue orando por sus discípulos, y también por nosotros en la actualidad: «para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti» (v. 21) –reflejo de la unidad
4.- «para que… que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste» (v. 21) –unidad en testimonio
5.- «La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno» (v. 22) –manifestación de la unidad.
6.- «Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado» (v. 23) –unidad en perfección.
7.- «Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo» (v. 24) –unidad en amor permanente. Amén, ¡ven Señor Jesús!
Alfred E. Bouter