El Señor Está Cerca

Viernes
22
Abril

Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré… Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber… Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos.

(Jueces 7:4-5, 7)

Los jueces de Israel (12) Gedeón (E) Reduciendo el ejército

Treinta y dos mil hombres, provenientes de cuatro tribus, respondie­ron al llamado de Gedeón y se juntaron con él. Para alentarlo, Dios pacientemente respondió a las dos confirmaciones que Gedeón le pidió. Luego, cuando Gedeón, obedeciendo a la ley, proclamó que todo aquel que tenía miedo era libre de retirarse, 22.000 hombres se retiraron. Sin embargo, Dios todavía consideraba que los 10.000 restantes eran muchos. Dios dijo que aún podían, en su orgullo, atri­buirse la victoria. Por lo tanto, le dijo a Gedeón que pusiera atención a cómo bebían agua del manantial en el que estaban acampando.

La mayoría se arrodillaba tranquilamente para beber, pero solo 300 hombres simplemente tomaban agua en sus manos y la lamían como lo hacen los perros, permaneciendo así de pie. Dios le dijo a Gedeón: «Con estos trescientos hombres… os salvaré».

Dios nos da todas las cosas abundantemente para que las dis­frutemos (1 Tim. 6:17). Sin embargo, en 1 Corintios 7:31 se nos dice que quienes usan este mundo, no deben mal utilizarlo. Otras versio­nes usan esta expresión: «como no usándolo hasta lo sumo» (VM) o «como no disponiendo de él como suyo propio» (Trad. JND); mien­tras que Timoteo 2:3 nos dice que debemos sufrir penalidades como buenos soldados de Jesucristo.

Al igual que el agua pura de la fuente de Harod, hay muchas cosas en este mundo que podemos usar libremente y con alegría. ¡Usé­moslas con gratitud a Dios, pero hagámoslo medidamente, sin exa­gerar ni abusar! Ser sobrios y moderados nos ayudará a ser siervos útiles en los intereses del Señor.

Eugene P. Vedder, Jr.

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