Cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo.
(Romanos 5:10 NBLA)
Muchas personas dicen que todas las perspectivas espirituales son básicamente las mismas, y quizás añaden que todos los credos hablan del amor y la bondad. Pero eso es como decir que un restaurante de comida rápida y un fino restaurante de carnes son iguales porque ambos sirven carne. A pesar de las similitudes en la comida, todos estamos de acuerdo que las distinciones hacen toda la diferencia en la comida. Sin embargo, muchos permanecen reacios a aplicar el mismo estándar en el ámbito espiritual, el cual, evidentemente, es muchísimo más importante (eternamente importante).
¿Cuáles son las características distintivas del cristianismo? ¡Hay muchas de gran importancia! Brevemente, podemos resumir algunas de ellas considerando los siguientes temas: Dios, el cielo, el infierno, el pecado y la salvación. El cristianismo declara que hay un solo Dios, revelado a nosotros como Padre, Hijo y Espíritu Santo, el cual vive en el cielo. Un ardiente lago de fuego fue preparado para el diablo y sus ángeles caídos; pero las personas que rechazan a Dios también sufrirán eternamente allí. El pecado ha infectado el corazón humano y, de hecho, ha causado que el mundo entero haya caído; por lo tanto, a pesar de los diversos esfuerzos para mejorar la ética y la moralidad, la humanidad está alejada de Dios.
El cristianismo enseña que la salvación del pecado está disponible libremente por medio de la muerte redentora y sacrificial de Jesucristo y su poderosa resurrección, el cual, siendo completamente Dios, se hizo totalmente hombre. La oferta de gracia de Dios implica que cualquier intento por ganar Su favor por méritos propios, o añadiendo algo a la obra de Jesús, no son solamente insuficientes, sino que, en realidad, lo ofenden. Es como si nos ofreciera agua pura mientras que nosotros llevamos paladas de basura a la fuente.
Sin embargo, Dios persiste ofreciendo salvación a todo aquel que invoque el nombre del Señor (Hec. 2:21). La Biblia es suficiente para explicar los caminos de Dios y atraer nuestros corazones hacia Él.
Stephen Campbell