Vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra… Gedeón estaba sacudiendo el trigo… Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas… [Gedeón dijo] no te vayas… hasta que… saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y Él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas. Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina.
(Jueces 6:11, 16, 18-19)
¡Cuando consideramos la historia de Gedeón nos asombramos una y otra vez de la paciencia de Dios! El Ángel de Jehová vino y se sentó bajo un árbol en la propiedad de Joás abiezerita, de la tribu de Manasés. Él vio a Gedeón mientras sacudía el trigo en el lagar, un trabajo difícil, pues este trabajo se realizaba comúnmente al aire libre sobre una colina, lo cual facilitaba la labor. Él procedió a saludar a Gedeón, diciendo: «Jehová está contigo, varón esforzado y valiente». Él se tomó el tiempo de hablar con Gedeón, respondiendo sus objeciones y preguntas.
Gedeón quería una señal –vemos esto repetidamente en su historia– de que este era el Ángel de Jehová. Le pidió a su Visitante que esperara hasta que volviera con una ofrenda para poner delante de Él. ¡Asombroso! Su Visitante estuvo de acuerdo y esperó. ¿Por cuánto tiempo? ¡Hasta que Gedeón mató el cabrito y guisó el cabrito, y hubo preparado panes sin levadura de más de una efa (22 litros) de harina! ¿Cuánto tiempo habrá tardado? ¡Al menos unas horas! El Ángel de Jehová esperó pacientemente. Cuando Gedeón finalmente le trajo su ofrenda, él puso la carne en un canastillo y el caldo en una olla. Esto era absolutamente contrario a los mandamientos de Dios. Las ofrendas no debían ser cocidas. El caldo era una evidencia clara de que la carne había sido hervida. El Ángel de Jehová le dijo a Gedeón que pusiera los panes y la carne sobre una piedra, y que vertiera el caldo. Él entonces tocó la carne y los panes con su vara, ¡e inmediatamente salió fuego de la piedra que consumió todo! ¡Qué paciente es nuestro Dios! ¡A veces nos espera por muchos años!
Eugene P. Vedder, Jr.