Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas.
Luego de pasar todo el día enseñando a las multitudes desde el mar, los discípulos llevaron a Jesús con ellos en la barca. Marcos especifica que lo tomaron tal como estaba. ¿Qué significa este detalle? Probablemente significa que Jesús y sus discípulos zarparon para la costa occidental del mar de Galilea sin haber hecho ningún preparativo por adelantado, y quizás en la misma barca donde Él había estado enseñando durante todo el día. Quizás esta expresión también nos muestra algo de la humanidad del Señor Jesús. Había estado sanando y enseñando durante todo el día y estaba cansado. Esto queda demostrado cuando lo vemos durmiendo profundamente durante la tempestad.
Aunque los eruditos y teólogos bíblicos tratan, sabiamente, de hallar el resultado exacto de esta expresión, hay algo precioso que no queremos dejar pasar: El Señor Jesús nos invita a ir a Él tal como somos; ¿estamos dispuestos a tomarlo tal como Él es? Muchas veces tratamos de tomar al Señor Jesús como queremos que Él sea. Lo queremos según nuestras condiciones, y no según las suyas. Tratamos de poner nuestro sello en Jesús en lugar de aceptar su sello sobre nosotros. Tratamos de cambiarlo según nuestra conveniencia en lugar de conformar nuestras vidas a Cristo. Vivimos en la época de Laodicea, donde los derechos del pueblo reemplazan la autoridad del Señor Jesucristo.
Hace muchos años atrás, H. A. Ironside escribió lo siguiente:
«Hoy en día se proponen todo tipo de cosas para hacer popular a la Iglesia. Solamente deben considerarse los derechos del pueblo; ni siquiera se piensa en los derechos del Señor Jesucristo. Hemos llegado a tiempos que, en muchos lugares, es más fácil avanzar sin Cristo que con Él; es más fácil llevar a cabo programas religiosos sin el Espíritu Santo que dejarlo obrar en medio nuestro con poder».
T. Bouter