El Señor Está Cerca

Martes
29
Marzo

Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados.

(2 Corintios 3:18)

Contemplar a Cristo en gloria

Este pasaje define nuestra posición actual, la posición que poseen todos los cristianos. «Nosotros todos» está en contraste con Moisés, que era «solo un hombre». «Nosotros todos», pues Dios no hace la más mínima diferencia entre los creyentes; delante de Dios, el más débil tiene exactamente la misma posición que el más firme. Cuando se trata de la posición, simplemente del resultado de lo que el Señor Jesús ha consumado y nos ha dado por gracia, no existe ningún tipo de diferencia. Ahora bien, cuando se trata del poder espiritual, entonces sí hallaremos diferencias, y de gran variedad. En el primer Adán no existe diferencia en el hecho de que todos hemos pecado; sin embargo, cuando consideramos hasta donde los hombres han llegado con el pecado, encontraremos grados distintos.

Y así es precisamente con el Segundo Hombre, el Postrer Adán. Él ha llevado a todos los que le pertenecen a esta posición común de bendición. Lo que solamente Moisés vio, y por tan solo un momento, ahora es nuestra posición permanente. Durante el tiempo que el creyente esté sobre la tierra tiene el derecho de acercarse a Dios y contemplar su gloria, pues el velo ha sido quitado. Ahora no hay velo en el corazón del creyente, ni tampoco en el rostro de Cristo o en el nuestro; ¡ha desaparecido por completo!

El Espíritu Santo nos presenta no solamente a un Salvador que descendió para cargar nuestras iniquidades y pecados. Aquel mismo Salvador, después de haber efectuado su obra de gracia en la cruz, ascendió a los cielos como testimonio de la perfección de aquella obra en la presencia de Dios. Y el Espíritu Santo nos invita a fijar nuestros ojos en Cristo en lo alto, glorificado según la exce­lencia de la redención. Apreciaremos aún mas Su gracia de venir a este mundo para redimirnos y esta contemplación dará un carácter celestial a toda nuestra vida, y este, y nada menos, es nuestro lugar, nuestra posición por gracia.

W. Kelly

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