¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.
En el versículo 27 vemos los pensamientos de un hombre desesperado. A menudo nos preguntamos por aquello que Dios permite, pensando: «Ciertamente Él no se da cuenta de nuestra situación, nuestras pruebas, tentaciones y perplejidades, ¡de lo contrario habría venido en nuestra ayuda hace mucho tiempo!»
Así pensaba Gedeón cuando Israel había estado escondiéndose bajo tierra por siete años por causa de los madianitas: «si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto?» (Jueces 6:13). Así pensó el salmista cuando dijo: «¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a sernos propicio? ¿Ha cesado para siempre su misericordia?... ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia?» (Sal. 77:7-9). Y así pensaron Marta y María cuando mandaron a avisar a Jesús que su hermano estaba enfermo, y Él «se quedó dos días más en el lugar donde estaba»; Marta incluso reprendió al Señor, diciéndole: «si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto» (Juan 11:6, 21).
Debemos recordar que hay motivos escondidos que serán revelados cuando estemos con el Señor –tanto nosotros, individualmente hablando, como la iglesia, comprenderemos en aquel momento todo lo que hemos atravesado en este mundo. Debemos confiar en la fidelidad de Dios en medio de la oscuridad, allí donde nuestra vista y nuestros sentidos son inútiles. Cristo nos dejó esta promesa: «he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mat. 28:20). Él vive y nos ama, ahora y por siempre. ¡Oh, cuando lo que más amas en el mundo se aleja o desaparece, que estos pensamientos sean tu sublime consuelo: ¡Dios «no desfallece, ni se fatiga»!
J. R. Macduff
De maneras misteriosas suele Dios aún obrar,
Puede así sus maravillas por los suyos efectuar;
Él cabalga sobre nubes, vientos y la tempestad,
Son sus siervos enviados para hacer su voluntad.
T. Ward