Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David... Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia… levantaría al Cristo para que se sentase en su trono.
Frecuentemente no pensamos en David como profeta, pero así es exactamente como lo llama Pedro en el versículo de hoy. Él dijo: «Pero siendo profeta». Quizás lo primero que pensamos cuando se trata de David es que fue rey, o un hombre de guerra, o un compositor de salmos, o incluso el «varón conforme al corazón de Dios». Pero difícilmente pensaríamos inmediatamente en él como un profeta, sin embargo, las palabras de Pedro son claras e inequívocas.
De hecho, el pasaje que Pedro citó es el Salmo 132:11, la predicción de David de que el Mesías sería su descendiente y que se sentaría en su trono. Por inspiración del Espíritu Santo, David escribió muchos otros salmos mesiánicos, así como otros salmos que predicen la Gran Tribulación venidera, los sufrimientos del remanente judío futuro, y el Milenio. Pedro no es el único que dijo esto de David, el Señor Jesús también le adjudica inspiración profética. Al comentar las palabras de David en el Salmo 110:1, el Señor Jesús dijo que David escribió «en el Espíritu» (Mat. 22:43-44). Pero esto no es todo – David mismo adjudica inspiración del Espíritu Santo a sus escritos. En lo que conocemos comúnmente como «las últimas palabras de David», él se refirió a sí mismo como «el dulce cantor de Israel», y dijo: «El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua» (2 Sam. 23:1-2).
David era profeta, y él escribió «inspirado por el Espíritu Santo» (2 Pe. 1:21), tal como lo hicieron otros profetas que escribieron por «el Espíritu de Cristo» (ver 1 Pe. 1:11). ¡Qué alentador considerar que, aunque hubo momentos en la vida de David en los que falló y deshonró al Señor, Dios aún se dignaba en utilizarlo en su gracia! ¡Qué podamos leer sus palabras y prestarles atención para nuestra ganancia y crecimiento espiritual!
Brian Reynolds