El Señor Está Cerca

Sábado
5
Marzo

Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino tam­bién a todos los que aman su venida [aparición].

(2 Timoteo 4:8)

La aparición gloriosa del Señor Jesús

Sin duda alguna, el mayor evento que habrá en el futuro de este mundo es la aparición del Señor Jesús. En cuanto a importancia, solo es superado por la primera venida de Cristo para consumar la obra de la expiación. Reconozcamos con gozo que la cruz perma­nece solitaria en dignidad, incomparable y única en la eternidad. Las victorias del hombre pronto pasarán al olvido; pero la poderosa victoria de la cruz permanecerá como el único evento sobresaliente y excepcional en la historia del mundo. Las glorias de las grandes victorias del hombre se desvanecerán y caerán en olvido en la eter­nidad; pero el tiempo simplemente añade un nuevo resplandor a la cruz –la eternidad jamás cesará de desplegar las glorias de la cruz.

Sin embargo, mientras recordamos la gloria incomparable de la cruz, no olvidemos la gloria venidera del reino que se inaugurará por la segunda venida del Señor Jesús. Esta será la respuesta triunfal a su primera venida en humillación. Será la respuesta de Dios a toda la vergüenza, los insultos y los ultrajes que el mundo amontonó sobre el Hijo de Dios en la cruz. En medio de todos esos insultos, el Señor pudo mirar más allá de toda la vergüenza, el sufrimiento y el dolor, hacia el día de su gloria venidera, y expresar estas solem­nes y triunfales palabras: «desde ahora veréis al Hijo del Hombre… viniendo en las nubes del cielo» (Mat. 26:64).

La manifestación del Señor Jesús viniendo del cielo, con sus pode­rosos ángeles, demostrará delante de todo el universo que Dios no ha sido indiferente a todo el mal, la corrupción y la violencia que se ha ido acumulando a través de los siglos; que Dios no ha sido des­considerado a los dolores de su pueblo; y, por sobre todas las cosas, declarará que Dios no ha pasado por alto la deshonra y los insultos que los hombres acumularon sobre el Señor Jesucristo.

Hamilton Smith

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