El Señor Está Cerca

Apocalipsis es un libro de símbolos, pero esto no debería disuadirnos de leerlo; de hecho, se nos dice que quienes leen, escuchan, y guardan las cosas en él escritas son bienaventurados (v. 3). Evidentemente, si se nos anima a leerlo, significa que podemos entenderlo. El Señor Jesús se reveló al apóstol Juan de una forma misteriosa, como Juan nunca lo había visto antes. Cristo se le apareció en una condición glorificada, en vestimentas de sacerdote y juez, el cual tiene en cuenta el estado de las iglesias en Asia.

Hay muchas características de Cristo que se presentan en este capítulo, pero en relación con nuestra meditación acerca de las manos del Señor Jesús, consideraremos que Él tenía siete estrellas en su mano derecha. La interpretación está en el mismo capí­tulo: «las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias». Los ángeles (en griego: mensajeros) reciben el mensaje de Cristo como representantes de su iglesia local. Ellos representan la parte res­ponsable dentro de la asamblea local. En la Iglesia primitiva había varios ancianos o supervisores en cada asamblea local. No eran ordenados oficialmente, sino que eran establecidos por el Espíritu Santo (Hec. 20:28).

Vemos que estos «ángeles» están en las manos de Cristo. Él es el que «ordena»; es Él el que envía y controla sus movimientos, no los hombres. La mano derecha es el lugar de control y poder, por lo tanto, ellos están bajo su autoridad. Aquellos que sirven al Señor pueden contar con su dirección y apoyo en sus labores. No olvidemos que el Señor Jesús es quien está a cargo de las iglesias, y aquellos que trabajan para Él son responsables directamente ante Él y no ante una organización terrenal.

Brian Reynolds