El Señor Está Cerca

Viernes
11
Febrero

Después de él fue Samgar ... el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel… En los días de Samgar… quedaron abandonados los caminos, y los que andaban por las sendas se apartaban por senderos torcidos. Las aldeas quedaron abandonadas.

(Jueces 3:31; 5:6-7)

Los jueces de Israel (5) Samgar

La Palabra nos cuenta muy poco acerca de Samgar. De hecho, aunque leemos de él en el libro de los Jueces, el capítulo 3 habla de él como alguien que salvó a Israel, más que como alguien que juzgó a Israel. Más adelante leemos también acerca de las tristes condiciones que predominaban en sus días: ¡caminos abandonados, senderos torcidos, aldeas desoladas!

Mientras los moabitas atacaban desde oriente, los filisteos esta­ban establecidos a lo largo de la costa en el occidente. Estos últimos no eran nativos de Canaán, sino que se habían infiltrado en la tierra y habían tomado una porción de ella, y por varios cientos de años fueron enemigos y opresores de Israel. En figura, nos recuerdan a los que profesan el cristianismo, pero que son simplemente religio­sos, y que carecen de la vida en Cristo.

Según algunos estudiosos, el nombre Samgar significa «extran­jero». Los verdaderos creyentes son extranjeros y peregrinos en el mundo; están en el mundo, pero no son del mundo (Juan 17:14).

Samgar no utilizó armas sofisticadas, solo una simple aguijada de bueyes. Pero empuñando esta arma, ¡la utilizó para obtener una gran victoria! Eclesiastés 12:11 dice que las palabras del sabio son como aguijones, y añade que son dadas por un Pastor. Así que esta aguijada de bueyes pone ante nosotros la Palabra de Dios. ¿Qué tan familiarizados estamos con este Libro santo? ¿Podemos utilizar sus dichos para derribar las fortalezas del enemigo?

Algunos creyentes se comparan con otros y se quejan de que no tienen ningún don. Dios dice que esto no proviene de la sabiduría. Utilicemos más bien lo que Dios nos ha dado para librar y salvar a su pueblo. ¡Cinco palabras pronunciadas con entendimiento pueden edificar a muchos!

Eugene P. Vedder, Jr.

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