Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová.
¿Qué se necesita para ir en la dirección correcta? Quizás un niño llamado Samuel nos puede enseñar. Como muchos de nosotros (y nuestros hijos), Samuel tuvo padres creyentes, pero estaba rodeado de malas influencias. Desde muy pequeño, él vivió en el tabernáculo con Eli el sacerdote y veía a sus padres solamente una vez al año. Eli tenía dos hijos perversos que, después de todo, eran los modelos más cercanos a seguir para Samuel. Ellos le entregaban un ejemplo vívido de cómo ir en la dirección equivocada. Ellos le mostraban a Samuel cómo ser codicioso, arrogante, violento e inmoral. Afortunadamente, él no los escuchó.
¿Qué o quién fue entonces el modelo de Samuel? ¿Qué cosas lo convirtieron en un gran hombre de Dios? Hay varias cosas que podemos encontrar en el relato bíblico de su niñez:
1.- Él fue dedicado a Dios. Antes de que fuera concebido, su madre clamó a Dios desesperadamente por un hijo e hizo voto, diciendo: «Yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida» (1 Sam. 1:10-11)
2.- Desde muy niño tuvo en su corazón el servicio. Sin duda alguna también tuvo algo de tiempo para divertirse y jugar, como cualquier niño, pero su propósito era servir. «El niño Samuel servía al Señor ayudando a Elí.» (v. 1 NTV)
3.- Tenía un oído atento. Cuando el Señor lo llamó, él respondió: «Habla, Jehová, porque tu siervo oye» (v. 9).
4.- Él era obediente, tanto al Señor como a Elí. Samuel no se desanimó ni le perdió el respeto a Elí, su anciano y débil tutor, a pesar de que Dios le expuso todos los errores del débil sacerdote Elí. En lugar de eso, él tuvo compasión de él (v. 10-18).
G. W. Steidl
Que seamos instruidos, por Ti mismo dirigidos; / Con tu yugo suave y blando, los oprobios aceptando /Al obedecerte a Ti.
R. Holden