El Señor Está Cerca

Viernes
31
Diciembre

Has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete.

(Apocalipsis 2:4-5)

El primer amor

Quizás no hemos perdido a Cristo como el objeto de nuestra fe, pero sí como el objeto de nuestro amor. Ese es el punto inicial de todo declive espiritual. Para muchos puede parecer suficiente conocerlo como Salvador. Estamos bastante dispuestos a hablar de sus dolores y sufrimientos para separarnos de nuestros pecados, pero no quere­mos que nos separen de nosotros mismos y de lo que nos rodea. Indi­vidualmente, y como Iglesia, estamos bajo los cargos de haber dejado nuestro primer amor y se nos llama solemnemente a que recordemos de dónde hemos caído. Quizás hay muchas cosas en nosotros que Él puede condenar, pero si ha perdido el lugar que le corresponde en nuestros corazones, si nuestros afectos se han distanciado de su bendita Persona, entonces hemos “caído”. ¡Qué acusación tan solemne y escrutadora! ¿Y qué nos dice Él? “¡Arrepiéntete!”

La verdad debe darnos un estado que se corresponde con el lugar en el que estamos. Si esto sucede, entonces no caminaremos en un mundo del cual Su cruz nos ha separado. Pero Él es el mismo, y nuestros fracasos no han disminuido su plenitud; sigue estando a nuestra disposición. Por más frío esté mi corazón y desviado mi camino, puedo oírlo decir: «Todavía te amo». ¿No podemos ver un mensaje surgir de la cruz, donde se contó la historia de amor más dulce de todas, donde fuimos hechos suyos a precio muy costoso?

¡Cuánto perdemos cuando lo dejamos fuera de nuestra vida! ¡Y cuánto pierde Él! Para estar con Cristo donde Él está, es necesario que estemos con Él aquí, estar conscientes de su presencia, y tener una parte con Él. Cuando todo se dirigía hacia la apostasía, Pablo le dijo a Timoteo: “El Señor Jesucristo esté con tu espíritu”. ¿Captamos esto? Es el primer paso para vivir en el cielo, aunque nuestros pies estén sobre la tierra. ¿Pero dejamos de verlo como Aquel que se dio a sí mismo por nosotros? ¡Oh, qué perdida es esto! “¡Cristo es el todo!” Ha sido exaltado “por encima de todos los cielos”, y nosotros no solo somos objeto de su consideración, ¡sino de su amor!

F. C. Blount

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