Tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos … y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño.
La leche es muy buena para los bebés. Tanto así, ¡que uno los ve progresar y crecer diariamente solamente alimentándose de leche! Sin embargo, llega un momento en su desarrollo natural en el que necesitan comenzar a comer alimentos sólidos, aumentando su variedad poco a poco. Esto es algo bueno y normal. De hecho, si continuaran alimentándose solamente de leche, comenzarían a deteriorarse físicamente y a estar en grave peligro. Sin embargo, ¿no sucede lo mismo con muchos cristianos?
Esta es la advertencia que el autor de esta epístola le está haciendo a los cristianos hebreos—ellos no eran capaces de participar del “alimento sólido”. ¿Por qué? Habían pasado más de 30 años desde que Cristo murió y volvió al cielo. Muchos de ellos eran salvos desde un tiempo similar (Hch. 6:7). Pero todavía permanecían en las sombras del judaísmo: el templo, las ofrendas y los rituales. Dios había sido muy paciente con ellos a causa de su historia y las relaciones culturales con todo aquel sistema. Sin embargo, en algún momento debían separarse de él, e ir “fuera del campamento” (He. 13:13). La religión y sus tradiciones pueden ser grandes obstáculos para el verdadero crecimiento espiritual.
Hay otra cosa que nos impide comprender la mente de Dios revelada en la Palabra: el comportamiento carnal. Vemos un ejemplo claro de esto en los creyentes en corinto. Pablo les dijo algo similar: “Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía” (1 Co. 3:2). Su estilo de vida carnal y pecaminoso era un obstáculo. Puede haber dos razones por las que un creyente es niño, cuando debería ser maduro: 1) confianza en las tradiciones religiosas o 2) permitir un comportamiento carnal no juzgado.
Brian Reynolds