El Señor Está Cerca

Viernes
3
Diciembre

Temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y qui­tad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estu­vieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

(Josué 24:14-15)

Josué (18)

En el capítulo 24 de Josué encontramos el último discurso público de Josué dirigido a su pueblo, Israel, y particularmente a sus líde­res. Comenzó recordando, desde el punto de vista divino, la historia del pueblo. Incluso encontramos hechos que no se mencionan en Génesis: por ejemplo, que el padre de Abraham era idólatra, así como otros de sus antepasados (v. 2). También resume el llama­miento de Abraham y cómo sus descendientes llegaron a vivir en Egipto, así como la liberación de Israel de la esclavitud. Utilizó tam­bién la frase: “Después estuvisteis muchos días en el desierto” para resumir los 40 años en el desierto, pero Dios permite que Josué sea más detallado en lo que respecta a la conquista de Canaán. Leemos que Dios utilizó avispas para expulsar a los cananeos (v. 12 LBLA), para que esta conquista no fuera gracias a las espadas y arcos de los israelitas. ¡Dios fue quien peleó por Israel!

Este solemne recuento es seguido por un desafío y una exhorta­ción: “Temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad”. Pero para poder hacerlo, primero debían quitar los dioses falsos que, evi­dentemente, algunos todavía conservaban. Dios no se satisface con ser un Dios entre varios—¡Él no compartirá su gloria con nada ni nadie! Esto sigue siendo tan cierto como en los días de Josué.

Independientemente de lo que Israel escogiera hacer, la posición de Josué era clara: Él y su casa servirían al Señor. Josué pronto partiría, pero él le había enseñado a su familia a conocer y servir al Señor. ¡Que esto también sea cierto para nosotros y cada una de nuestras familias!

Eugene P. Vedder, Jr.

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