El pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
¡No escondamos la gloriosa verdad de que la gracia reina en la actualidad! ¡No silenciemos ni obstaculicemos la difusión del “evangelio de la gracia de Dios”! ¡Demos a conocer a todos los que creen en nuestro Señor Jesucristo el hecho de que no están “bajo la ley, sino bajo la gracia”! ¡La gracia está en el trono! Digámosles a los tímidos «Timoteos» que se fortalezcan “en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Ti. 2:1). Digámosles a los creyentes que sufren y que están bajo duras pruebas: ¡hay un “trono de la gracia” al cual pueden acercarse confiadamente para encontrar gracia para el oportuno socorro! Digámosle a cada congregación de los que aman al Señor con sus diversas necesidades: “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”; también a cada creyente ejercitado o ansioso siervo del Señor: ¡“Gracia, misericordia y paz” sean a ti! —“La gracia sea contigo”.
¡Demos a conocer a todos que nuestro Salvador y Señor está sentado en la Majestad de las alturas!—que el Santo, cuya gracia maravillosa lo condujo a las más intensas profundidades del dolor, ahora está ungido con óleo de alegría, y da gracia al trono de la grandeza y la majestad en los cielos. Él descendió al pesebre; a las aguas del Jordán; a los hambrientos y sedientos en el desierto; al rechazo, el desprecio, las burlas y los golpes; a la corona de espinas, y a las tinieblas y el abandono de la vergonzosa cruz; pero Él ha ascendido como el Hombre resucitado, ¡tomando el lugar de preeminencia! ¡Él está en el trono, coronado de gloria y honra! ¡Exaltado está sobre todos los cielos! Habiendo glorificado a Dios en la tierra, ¡ahora está glorificado por Él en lo alto! Jesús es Aquel que una vez murió por nuestros pecados y que ahora vive para siempre y está entronizado, por lo tanto, ¡la gracia reina por la justicia para vida eterna!
¡LA GRACIA TRIUNFA!
H. J. Vine