[Josué] llamó a todo Israel … y les dijo … Jehová vuestro Dios es quien ha peleado por vosotros … Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra … Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios … reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho.
(Josué 23:2-3, 6, 11, 14)
Josué vivió muchos años después de la conquista de la tierra y su repartición entre las tribus de Israel. Casi al final de su vida, él reunió a Israel para recordar lo que el Señor había hecho por ellos e instruirlos acerca de su futuro.
Nada había faltado de todo lo bueno que Jehová les había dicho. Todo había acontecido. Pero, así como Dios mantuvo sus promesas para el bien, también traería el mal que les había advertido si se apartaban de Él para servir a los dioses de las naciones que los rodeaban.
A lo largo del libro de Josué se nos recuerda la importancia de guardar y hacer todo lo que Dios nos dice en su Palabra. Para Israel, su Palabra era “el libro de la ley de Moisés”. Hoy en día, los creyentes poseemos la Palabra de Dios completa: la Biblia. Una y otra vez, Dios nos recuerda que todo lo que está escrito en su Palabra es importante. No debemos apartarnos de ella ni a derecha ni a izquierda.
Nuestro amor por Él, así como nuestra apreciación por lo que ha hecho por nosotros, debe ser nuestra motivación para obedecer la Palabra de Dios. Si Israel tenía buenas razones para estar agradecido, nosotros tenemos muchas más. Dios los había introducido en la tierra prometida y los había ayudado a vencer a sus enemigos. ¿No es mucho mayor lo que nosotros poseemos en Cristo y por medio de Él? ¡Tenemos vida eterna, una relación con Dios como Padre, y toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús!
Eugene P. Vedder, Jr.