El Señor Está Cerca

Martes
16
Noviembre

Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre … y hagá­monos un nombre.

(Génesis 11:4)

La torre de Babel—su significado moral

Este capítulo es de suma importancia para la mente espiritual. Se refiere a dos grandes hechos, a saber: la construcción de Babel y el llamamiento de Abraham; o, en otras palabras, el esfuerzo del hombre para proveer para sí mismo y la provisión de Dios dada a conocer a la fe; o el intento del hombre de establecerse en la tie­rra y el llamamiento que Dios dirige a un hombre para salir de ella, haciéndole hallar su parte y su hogar en el cielo.

“Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar … Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre” (Gn. 11:1-4). El corazón humano procura siempre hacerse un nombre, una porción y un centro en la tierra. Sus aspiraciones no se dirigen hacia el cielo, hacia Dios o hacia la gloria celestial. Librado a sí mismo, el hombre siempre hallará sus anhelos en este mundo inferior; siempre «edifica por debajo de los cielos»; se requiere el llamamiento de Dios, la revelación de Dios y el poder de Dios para levantar el corazón por encima de este mundo presente, porque el hombre es una criatura servil, ajena al cielo y aliada a la tierra.

En la escena que tenemos ante nosotros ni se conoce a Dios ni se le busca; el corazón del hombre no se preocupa de preparar puesto alguno donde Dios pueda morar—ni de juntar material para construirle una habitación. Lejos de ellos; ni siquiera se menciona el nombre de Dios. El hombre de la llanura de Sinar tenía el pro­pósito de hacerse un nombre. Ya sea en la llanura de Sinar, ya sea en las orillas del Tiber*, lo vemos siempre exaltarse a sí mismo, excluyendo a Dios de todas partes y de todas las cosas; y entre sus propósitos, principios y caminos hay una melancólica consistencia. El hombre siempre buscará excluir a Dios y exaltarse a sí mismo.

C. H. Mackintosh

*El río Tiber es uno de los ríos más largos de Italia y en su cauce pasa por la ciudad de Roma.

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