El Señor Está Cerca

Viernes
12
Noviembre

Estad quietos, y conoced que Yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.

(Salmo 46:10)

Permanecer quietos

La fe que se aferra a Dios puede no expresarse en una acción; o, por el contrario, puede esperar pasivamente— lo cual es el mayor fruto de la fe, y quizás el más notable. El escritor bien recuerda dos ocasiones en que las palabras de Isaías 30:15 vinieron a él con un encanto y poder peculiares: “En quietud y en confianza será vuestra fortaleza”. David en el salmo 3 es un hermoso ejemplo de esto, ya que vemos a un santo de Dios cercado por las circunstancias más adversas, las cuales parecían requerir medidas más activas para liberarse de su peligrosa situación. Sin embargo, estuvo perfecta­mente tranquilo, porque dependía solamente de una Mano invisi­ble, la cual puede aplazar su intervención, pero con la cual siempre cuenta la fe.

La inquietud es demasiado común. ¡En momentos de estrés y per­plejidad lo más común para nosotros parece ser el intentar encon­trar una salida! ¡Pero qué confianza marcó David, cuando con una nación en revuelta y con un usurpador en el trono, después de haber encomendado su causa a Dios, se acostó y durmió! “Porque”, dice él, “Jehová me sustentaba” (Sal. 3:5).

Hay ocasiones, también, cuando la carga puede ser demasiado pesada para una oración audible y un gemido ante Dios es todo lo que se puede pronunciar; pero existe la conciencia de que «Él sabe». Aquí el corazón encuentra descanso: “Estad quietos, y cono­ced que yo soy Dios”; con dulzura asegura al alma, con Su amo­roso interés y disposición para llevar a cabo nuestra causa en el momento oportuno. Estar “quietos” es garantía de un espíritu de rica confianza en Dios.

J. W. H. Nichols

Tranquila ¡Oh! alma mía: El Señor es tu protección;
Lleva pacientemente la cruz de dolor o hiel;
Deja a tu Dios el orden y la provisión
En cada cambio Él seguirá siendo fiel.

K. von Schlegelh

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