Teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos … corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Los creyentes hebreos estaban sufriendo persecuciones por causa de la verdad y su camino se había vuelto difícil y peligroso. Por lo tanto, se les exhorta a levantar la vista de las cosas que los rodeaban y que fijaran su vista exclusivamente en Jesús, Aquel que corrió y completó exitosamente toda la carrera de la fe. Esto los debía fortalecer y animar.
¡Todo lo que está escrito en la Palabra es para nuestra instrucción! Se nos dice que debemos estar preparados para que abunden las pruebas y dolores, así como dificultades, problemas y angustias, porque “todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Ti. 3:12). Además, experimentaremos “disciplina (vv. 5-6). ¿Qué debemos hacer cuando sucedan estas cosas? Se nos dice que corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, negándonos a nosotros mismos, siguiendo a Jesús y menospreciando el oprobio.
Nuestros pecados no nos deben detener, pues Cristo los expió todos en el Calvario y resolvió para siempre la cuestión del pecado; ciertamente borró eternamente nuestros pecados. De forma similar, debemos evitar preocuparnos excesivamente por nuestras circunstancias. ¿Por qué? Porque sabemos que todas las cosas trabajan juntas para nuestro bien, de una forma que no somos capaces de comprender ahora, pero que entenderemos después. Si nuestros ojos están fijos en nuestro Señor y Salvador, esperaremos ardientemente su venida. Verlo a la diestra del trono de Dios significa verlo con el control absoluto sobre todas las cosas, dejando que el Espíritu efectúe sus propósitos aquí en la tierra.
I. Fleming