El Señor Está Cerca

Jueves
21
Octubre

Los jefes de los padres de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel, y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: Jehová mandó por medio de Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestros ganados. Entonces los hijos de Israel dieron de su propia herencia a los levitas, conforme al mandato de Jehová, estas ciudades con sus ejidos.

(Josué 21:1-3)

Josué (14)

Después que Dios sacó a los israelitas de Egipto, apartó a la tribu de Leví para su servicio, tomándolos en lugar de los primogénitos de los hijos de Israel. De esta tribu, Él escogió a la familia de Aarón para que lo sirvieran como sacerdotes. Actualmente, todo creyente también posee el elevado privilegio de servir al Señor. Sin embargo, Dios también continúa llamando y separando a quienes Él escoge para aspectos particulares de su servicio. Servir al Señor no es una profesión humana, no reviste el mismo carácter que un doctor, den­tista o abogado. No hay nada humano que capacite a un creyente en su servicio al Señor, ni un diploma obtenido en un seminario, instituto bíblico u organizaciones similares.

Dios proveyó ciudades, entre las tribus de Israel, para que los levi­tas y sacerdotes vivieran y cuidaran su ganado. De la misma forma, hoy en día, Dios sigue siendo fiel en proveer para las necesidades de quienes aparta para su servicio, ya sea en sus países natales como en los campos misioneros. Cada tribu en Israel contribuyó con ciudades y ejidos (campos) para los sacerdotes y levitas. Así estos siervos del Señor vivieron entre sus hermanos a lo largo de toda la tierra.

Había seis ciudades de refugio entre estas ciudades. Por lo tanto, los sacerdotes y levitas eran responsables de usar su discernimiento en dos vías: para asegurarse que todo aquel que hubiese cometido homicidio involuntario encontrara allí refugio, y no admitir a ninguno que hubiese asesinado deliberadamente.

Eugene P. Vedder, Jr.

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