Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia … todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte … para que Dios sea todo en todos.
Pedro escribió acerca del “día de la eternidad”, y también lo hizo Juan, aunque utilizó palabras diferentes para describirlo. Pero aquí vemos que Pablo también escribió del día de la eternidad, pero lo denominó “el fin”, cuando Dios será “todo en todos”. En realidad, “el fin” que Pablo menciona en este capítulo apunta al final del reino milenial de Cristo, ¡que es el comienzo del día de la eternidad!
El Señor Jesús reinará por 1000 años, y todas las formas de gobierno y poder se someterán a Él, y todos los enemigos de Dios serán subyugados. El “postrer enemigo” es la muerte, y también será anulada. Juan también dice lo mismo: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego” (Ap. 20:14). Cuando describe esto, Juan se extiende en su profecía, diciendo que la muerte no existirá más. Todo entonces estará en un «estado fijo», los malos estarán separados de Dios para siempre, mientras que los creyentes gozarán eterna bendición y comunión con Dios.
Pablo añade algo que los otros dos apóstoles no mencionan: Dios será “todo en todos”. ¿Qué significa esta expresión? Durante el milenio, el centro de todo estará sobre el Señor Jesús, porque Él será quien administre el reino. Luego “el fin” vendrá, cuando el Señor Jesús le “entregue” el reino a Dios el Padre. Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo), que será “todo en todos”, vendrá a ser el centro y objeto de los redimidos. El milenio será para vindicar el carácter de Dios, mientras que el “día de la eternidad” será para la satisfacción de su naturaleza.
Brian Reynolds
