El Señor Está Cerca

Miércoles
13
Octubre

Los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande, y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora? Y Josué les respondió: Si sois pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros.

(Josué 17:14-15)

Josué (13)

Las tribus de Manasés y Efraín no desposeyeron a todos los cana­neos del territorio que heredaron. Pero le dijeron a Josué que ellos eran un pueblo muy grande y se quejaron que el territorio que les tocó era demasiado pequeño. ¿No caemos con frecuencia en la misma trampa? Nuestro Dios y Padre nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). A menudo nos apropiamos poco de las ricas bendiciones que Dios nos ha dado. Sin embargo, nos quejamos que no recibimos lo suficiente para satisfacer nuestras necesidades. Las reuniones nos parecen aburridas, demasiado secas, sin relevancia para mis necesidades (solemos decir), entre otras quejas. ¡No obtengo nada! ¡Y vamos a otro lugar a buscar pastos más verdes!

Josué le dijo a sus compañeros de tribu que fueran a los bosques y talaran los árboles, para así aumentar la superficie de sus tierras. Pero respondieron que aún no era suficiente para ellos, y se que­jaron que los cananeos tenían carros herrados. Dios no pretende que seamos cristianos a los que se les da de comer en la boca con una cuchara. Israel debía luchar contra el enemigo y depender de la ayuda de Dios. David escribió: “Algunos confían en carros, y otros en caballos; mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios con­fiaremos. Ellos se doblegaron y cayeron; pero nosotros nos hemos levantado y nos mantenemos en pie” (Sal. 20:7-8 LBLA).

El enemigo busca utilizar muchos pesos y pecados para obstacu­lizar nuestro progreso, y que no disfrutemos de las bendiciones que Dios quiere darnos. ¡Rechacemos sus trampas y echemos mano de la vida eterna a la que hemos sido llamados (1 Ti. 6:12)!

Eugene P. Vedder, Jr.

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