Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad … será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra … el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos.
(2 Timoteo 2:15, 21, 24)
Lo más importante para un obrero cristiano es ser aprobado por Dios. Esto exigirá que rechace tenazmente las distracciones causadas por palabras y conversaciones vanas. A su vez, requerirá un estudio cuidadoso y diligente de la Palabra de Dios. Los resultados valdrán la pena: será un obrero que utiliza las herramientas divinas (la Palabra de verdad) de forma tan eficaz que no tendrá que avergonzarse de su trabajo.
Lo más importante para un instrumento cristiano es estar limpio. En los días de Pablo, personas como Himeneo y Fileto se habían desviado de la verdad y trastornaban la fe de algunos. Hoy en día también existen personas que hacen lo mismo. Sus falsas enseñanzas traen tal confusión a la cristiandad, que solamente Dios conoce a los que son suyos. La tema principal para los cristianos que quieren ser útiles para el Maestro no reside en decidir quién es quién. En lugar de eso, deben apartarse de iniquidad, independientemente de lo que otros cristianos sinceros escojan hacer. El objetivo no es conformarse al cristianismo de muchos, sino ser un instrumento “para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra”.
Lo más importante para el siervo cristiano es ser amable. Cuando tomamos una posición de separación para Cristo, podemos fácilmente deslizarnos a una actitud dura, fría y legalista que no tolera ninguna opinión que no sea la nuestra. También corremos el peligro de involucrarnos en “discusiones necias y sin sentido” (v. 23 NTV), lo que nos llevará a ganar argumentos en lugar de ganar almas. Un cristiano amable buscará manifestar aquella piedad que conduce a una verdadera comunión, a una verdadera humildad, y que ayudará a los demás de forma eficaz.
G. W. Steidl