El Señor Está Cerca

Martes
28
Septiembre

Y temiendo dar en escollos, echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese de día.

(Hechos 27:29)

La ayuda de Dios en medio de la tormenta

El relato del naufragio, desde donde provienen las palabras del ver­sículo de hoy, debe llamar la atención de todo hijo de Dios.

Quizás justo ahora te encuentras en esta situación: «echando anclas y ansiando que se haga de día». Si es así, escucha las pala­bras de tu Dios y Padre, quien te dice: “invócame en el día de la angustia” (Sal. 50:15). Tú posición es de bendición celestial. Todos los que confían en Él son bienaventurados, y verán una luz brillante en medio de la oscuridad. “Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría” (Sal. 30:5).

¿Eres como Efraín, lamentándote por tu situación (Jer. 31:18-20)? Dios te tiene siempre en su corazón. Él es una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a quienes confían en Él. Ningún cabello caerá de tu cabeza sin que Él tenga el control. Estas son, ciertamente, las palabras del Padre para ti: “Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor” (Sal. 27:14 LBLA). Debes soste­nerte de la mano del Señor firmemente, tal como las cuatro anclas. Confía y espera en Dios, anhelando la mañana de su liberación.

Cada uno de nosotros necesita aprender cuán cerca está nues­tro bondadoso Dios—siempre dispuesto a oír nuestro clamor, listo para salir a nuestro encuentro y sobrellevar nuestros asuntos. Que podamos conocerlo por medio de aquella fe que mira a lo alto aun en las tempestades causadas por nosotros mismos, para que así Él pueda recibir la gloria que merece. Sí, nuestros ojos pueden ver las obras del Señor y sus maravillas. “¿Quién es sabio y guardará estas cosas, Y entenderá las misericordias de Jehová?” (Sal. 107:43).

B. C. Greenman

Tras todo está Dios, nuestro Padre,
su amor jamás nos dejará;
tras este mundo miro al cielo,
do mi alma siempre morará.

B. D. Ackley

arrow_upward Arriba